La tecnología blockchain se encuentra constituida por redes distribuidas no centralizadas, entendiéndose por estas aquellas redes constituidas ante la carencia de un centro principal, esto es, sin un servidor central con potestad de determinar el alcance de la solicitud que se realice. Estas redes, se caracterizan principalmente por su carácter descentralizado al imperar un modelo P2P, así como por llevar a cabo un riguroso orden cronológico y el registro de todas sus operaciones.
Partiendo de esta premisa, estas redes se encuentran constituidas por una serie de elementos:
- Bloques, compuestos por una determinada cantidad de información que, con carácter general, suelen representar transacciones de origen monetario.
- Nodos, entendidos como el enlace por el que se trasmite la información de manera directa, secreta y segura mediante la red de pares (P2P)
- Mineros, servidores encargados de descifrar el contenido del bloque y verificar las transacciones.
Metafóricamente hablando, la minería en la tecnología blockchain es la minería de oro con la salvedad de la influencia de la revolución tecnológica en el sector, por lo que, en este caso, el proceso de minado consiste en validar y agrupar transacciones. Siendo así, los mineros son sustituidos por un conjunto de equipos informáticos encargados de llevar a cabo cálculos computacionales.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando un minero consigue “descifrar” el problema?
La respuesta a esta pregunta es sencilla, una vez que los miembros de la red confirman y validan la respuesta, los mineros obtienen nuevos Bitcoins que se ponen en circulación y la comisión de la transacción. Si bien, pese a que la recompensa por minado era de 50 Bitcoin por bloque, a partir de mayo de 2020, esta cantidad ha descendido hasta 6.25 Bitcoin por cada bloque que consiga completar.
Es importante destacar que el proceso de minado se constituye como una ardua tarea que requiere especialmente de un servidor con una alta potencia computacional capaz de resolver el bloque para obtener la recompensa. Todo ello, sumado con el elevado coste de los dispositivos y la electricidad, surgen los pools de minería. De esta manera, se constituye un espacio que permite la aglomeración de varios mineros para trabajar de manera conjunta, reduciendo así los plazos para alcanzar su finalidad y, sobre todo, incrementando el grado de eficacia en la validación y agrupación de transacciones, optimizando el proceso de minería. Actualmente, encontramos varios pools de minería que han ido surgiendo desde su primera aparición (SlushPool), como lo son AntPool, Foundry o F2Pool. No obstante, es importante indicar que esta concentración de mineros mediante pools, ha incrementado la competencia para obtener la recompensa, por lo que será determinante la rentabilidad del minado a través de los servidores que se empleen.
Ahora bien, una vez determinada la figura de blockchain, así como los mineros y el proceso de minería, cabe plantear la siguiente pregunta ¿qué necesitamos para minar Bitcoin?
Tras la versión 0.2 del software de Bitcoin, se fomentó el desarrollo de máquinas especialmente destinadas a la computación por la cantidad de procesadores incorporados (ASICS), dejando anticuado el proceso de minado mediante las tarjetas gráficas.
Finalmente, debemos indicar que en el proceso de minería encontramos dos tipos: PoW (Proof of Work) y PoS (Proof of Shake). El primero, es el sistema más utilizado y requiere servidores de alta potencia capaces de resolver incógnitas sin las cuales no se podrá proponer un nuevo bloque. El segundo modelo de minería consiste en el poder de adquisición del minero y su funcionamiento es peculiar ya que tiene como finalidad incentivar a los participantes para que posean una cantidad de monedas en cuestión. En función de la cantidad que tengan a su disposición, serán elegidos por un proceso de selección aleatorio que se realiza para designar tareas, de suerte que aquellos que tengan más reservas, tendrán más posibilidades para ser elegidos.